Daños frecuentes en la suspensión y sus causas.
Los baches y el mal estado de la carretera son causantes de un continuo desgaste en los amortiguadores, cuyas posibles averías afectan a la seguridad y confort de la conducción.
Los amortiguadores, como parte fundamental del sistema de suspensión, están sometidos a un continuo desgaste debido al estado de las carreteras, los baches, agentes externos como suciedad, sal o incluso condiciones ambientales como la humedad del ambiente. Hay muchos daños frecuentes que afectan a la suspensión, por lo que en el blog de Reynasa hemos recopilado los más importantes, sus causas y cómo afrontarlos, con el objetivo de ayudar a los profesionales de la reparación en este tipo de operaciones. Son los siguientes:
- Amortiguador manchado de aceite. La falta de estanqueidad en la junta del vástago provoca esta avería que se soluciona con una ligera capa de aceite con la que volver a lubricar el vástago de pistón.
- Vástago de pistón dañado. Por problemas en el montaje, guardapolvo defectuoso o falta del mismo se produce este problema que se manifiesta en corrosión del componente y que provoca falta de estanqueidad o pérdida de aceite.
- Vástago de pistón rayado. El síntoma de este problema es la formación de profundas huellas de rodadura en el componente a causa de un mal montaje o material incorrecto, en una avería que provoca un desgaste importante del amortiguador o ruidos al comprimirse y extenderse la suspensión.
- Rosca desgarrada. Por la falta de fijación del amortiguador se produce este problema que puede provocar ruidos en la suspensión, tableteo fuerte, reducción de la eficacia del sistema o incluso el fallo total. Para evitarlo, el mecánico debe evitar la atornilladora de percusión y observar el par de apriete.
- Válvula de flujo floja o desgarrada. Si el rendimiento del amortiguador se ve notablemente reducido e incluso provoca el fallo total, puede ser por esta avería causada por problemas en el montaje y que la tuerca de la válvula se haya aflojado o por topes defectuosos.
- Casquillos de goma fisurados o deformados. El síntoma de este problema es un ruido como de golpeteo o chirrido, aunque simplemente puede deberse al desgaste normal y a la fatiga del material. Eso sí, es un peligro para la conducción y afecta al sistema de frenado.
- Holgura y ruidos al comprimirse y extenderse la suspensión. Si los elementos de suspensión y amortiguación están desgastados pueden provocar este problema que se materializa, por ejemplo, en comportamientos de dirección inestables, ruidos o desgaste anormal de los neumáticos.
- Topes o guardapolvos desgastados. Muelles defectuosos, desgaste de determinadas piezas de plástico o incorrecta combinación de muelle y amortiguador son las causas de este problema que provoca salida de aceite o fallo total debido a la destrucción de las válvulas interiores.
- Apoyos de amortiguador desgastados. Una dirección dura o conducción inestable son las consecuencias de este problema a causa de que el amortiguador queda asentado debido al largo kilometraje.
- Rotura de muelle. Si el vehículo se inclina hacia un lado y hace ruidos en la suspensión, puede haber daños graves en este componente de la suspensión. Las causas son diversas: desde golpes de piedras, daños previos de la pintura protectora o incluso debido a un fuerte impacto con un bordillo.
- Desgaste del perfil de los neumáticos por fricción. Este problema puede tener su origen en amortiguadores defectuosos o desgastados o una geometría incorrecta, motivo por el cual se aconseja revisar el chasis cada 20.000 kilómetros.
FUENTE https://www.reynasa.es/danos-en-la-suspension/